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Albert Solé, catedrático de Economía
© Universitat de Barcelona

[Pots llegir l’entrevista en català aquí]

(Jueves, 17 de enero de 2013)

MARTA ESCOBAR MARTÍ

Albert Solé Ollé es catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona e investigador del Instituto de Economía de Barcelona. No le gusta utilizar datos de encuestas u opiniones que da la gente porque «el principio básico de la metodología de hacer investigación es la preferencia revelada», es decir, lo que realmente le interesa es observar las acciones reales de la gente . Actualmente está realizando una investigación analizando la prensa para ver si «el tratamiento sesgado por parte de los diarios españoles por los casos de corrupción acaba teniendo impacto en las decisiones de los votantes». Después de una conversación de dos horas mientras hacemos un café, salgo con una nueva visión del tema que nos ocupa. Se nota que es un apasionado de la política económica. «Los negocios no tienen ideología pero pueden tener en función del coste. Cuanto menos coste tenga para el empresario, más se podrán permitir darse el gusto de dar su opinión «, me dice al llegar.

En octubre de 2012, la empresa de Valladolid sobaos pasiegos envió una carta al Grupo Borges (Tarragona) anunciándoles que no adquirirían más productos  «fabricados en Catalunya o distribuidos desde una multinacional con sede aquí» por «la deriva nacionalista que tomando el nacionalismo catalán «.

¿Esto qué es? Si fuera una empresa más conocida y más grande no podría hacerlo porque ya tendrían unas relaciones establecidas y deberían ver cuál es la tecnología más fiable y el coste. No es fácil encontrar un proveedor que te solucione el problema y que sea fiable. Además de que entre las empresas ya construyen una relación de confianza que no te la puedes cargar así de entrada.

En referencia al posible boicot que podría haber en caso de que Catalunya se declarara independiente, ¿qué diferencia a las multinacionales ubicadas en Catalunya de las pequeñas empresas catalanas?

En el caso de una multinacional es un poco ridículo pensar que alguien le podría hacer boicot como, por ejemplo, en SEAT porque está en Martorell. Es decir, las multinacionales no tienen país y, por ello, no dejarán de vender en España.

Ya han salido noticias en las que se asegura que el boicot hacia los productos catalanes ha comenzado esta Navidad.

Hay argumentos para suponer que el boicot no sería algo muy habitual. Claro que habrían casos. Puede que se pararan negocios en el proceso independentista. Si se llega a una situación algo más seria habría algunos problemas. Los empresarios en general no están muy de acuerdo porque tienen sus ideas y sus ideologías y, además, no quieren problemas. Pero esto no quiere decir que el impacto no fuera muy fuerte. Esto se podría calcular según la duración del conflicto y deberíamos plantearnos si ahora ya estamos en esta situación, que yo creo que no. Es evidente que si alguien tuviera que plantear desde cero instalar aquí su empresa no sería una contribución positiva al marketing pero los que ya están no tienen problemas.

¿El posible boicot sería por parte del consumidor y no de las empresas?

Sí. Yo creo que la gente, según su ideología, está dispuesta a hacerlo pero al final no serán tantos los que lo hagan. Si la mayoría de las personas no son capaces de reciclar, aunque estén a favor, ¿cómo van a hacer boicot? Es muy complicado que la gente cambie sus pautas de consumo. Esto será una situación temporal que no tendrá demasiada historia porque son cambios marginales.

Si los españoles sacaran su dinero de La Caixa, que tiene prácticamente todo su negocio repartido por el Estado, ¿los catalanes sacaríamos nuestros ahorros del Banco Santander, por ejemplo?

Estas cosas pueden pasar pero todo depende del nivel de escalada que hubiera en el conflicto. Cuando hay un conflicto, la gente puede hacer cosas irracionales, es decir, tu acción te puede hacer daño pero la tienes que hacer de todos modos para dar una señal a la otra parte de que la cosa va en serio. Los conflictos están definidos porque los que luchan deben estar dispuestos a asumir un coste y a hacerle ver al otro. En esta situación, las amenazas tienen lógica. En los conflictos, las amenazas sirven para dar señales a la otra parte pero eso no quiere decir que después se cumpla. Sin embargo, lo que hacen individualmente los consumidores es aparte. Aquí es donde los medios tienen un papel relevante.

¿Para crear opinión pública y que los usuarios tiren hacia un lado u otro?

Hay una proporción de la población catalana que es variable y podría estar a favor de estas historias pero sólo se reafirmarán si saben que acaban bien. Esto sólo lo sabrán a través de los medios y aquí es donde juegan fuerte.

Cuando el hipotético boicot terminara, ¿las empresas catalanas volverían a tener la misma relación con el mercado español?

A corto plazo sí. Pero a la larga se produciría el efecto frontera. El país que más nos vota en Eurovisión es Portugal y viceversa. En cambio, si miras las relaciones que tienen con España, los flujos comerciales son muy bajos. Aunque estés dentro de la Unión Europea y no haya aranceles, el hecho de que haya fronteras corta las relaciones porque las políticas son diferentes, la gente tiende a comprar los productos del país y con el paso del tiempo, si creas una frontera que no estaba, los flujos comerciales disminuyen. Por tanto, las exportaciones a España no caerían por el boicot, caerían porque las relaciones se enfriarían.

Por primera vez en 2011, Catalunya exportó más en el extranjero (53%) que en España (47%).

Sí, están creciendo, pero el problema es que España sigue siendo muy importante. No está claro que con cinco años se pueda sustituir una caída de las exportaciones tan grande con la venta en el resto del mundo. El efecto frontera conlleva cambios sociales y culturales muy a largo plazo, incluso se tardarían siglos. Quizás habrá un periodo complicado durante la transición… Pero esto no tiene que ver con el boicot. El boicot hay que verlo como algo irracional, la gente lo puede aguantar a corto plazo, sin embargo, ¿una empresa? Si esto le genera pérdidas, no estará para aguantar estas historias.

Algunas informaciones aseguran que, gracias al boicot de 2005, el cava se abrió al mercado exterior.

No lo tengo claro. Yo creo que no cambian su estrategia por el boicot ni que ahora empiecen a pensar que deben exportar más por si acaso. Yo creo que no. Son multinacionales que lo único que quieren es expandirse y el mercado español es un mercado muy vendido en temas de cava. No puedes aumentar las ventas de cava en España, ya se vende mucho. Seguramente, lo que pasará aunque no haya boicot, será que el mercado del cava español estará estancado o tirará un poco abajo.

Entonces, ¿las exportaciones tienen una tendencia natural a crecer?

Sí, es pura necesidad de crecer. ¿Sabes cuál es el principal boicot que nos hace España? ¡Que tienen una crisis de caballo y no nos pueden comprar nada! Pero, por ejemplo, el señor de Planeta sí haría bien marcharse porque él tiene un grupo de comunicación español y básicamente vende periódicos en España, que depende mucho de ellos. Por eso y porque juega con mucha pasta debe ser moderado con estas historias. Y, además, la fábrica de esta editorial ya no está en Barcelona, ​​está en China o Sudamérica, ¡vete a saber!

No tendría lógica tener una empresa que edita un periódico español en Barcelona.

Dos cosas. Una, las empresas se mueven para hacer negocios, a partir de donde están los mercados y de lo que quieren los clientes. Y, dos, las empresas que dependen de decisiones políticas se intentan situar al lado del Gobierno español. Pero por este mismo motivo, también surgirían nuevas empresas en Barcelona. Ahora, muchas empresas tienden a estar en Madrid porque saben que al otro lado de la calle están los que deciden las regulaciones que les afectan, pero si aquí tienes un poder consolidado con un estado propio, los intereses económicos que quieran licencias o monopolios aquí, o están en Barcelona o nada. Pero todo esto es política-ficción. El problema real es cuando hay un conflicto y no sabes dónde estás: si eres estado o no, si al día siguiente te enviarán el ejército o no…

… si entraríamos en la Unión Europea. ¿Qué pasaría con las empresas en caso de que no entráramos?

Es cierto que con la ley en la mano todo sería muy complicado. Supongamos que somos independientes y que la Generalitat ya hubiera hecho sus tareas detrás de la gente y hubieran montado una agencia tributaria, bancos, etc. Imagínate que nos quedáramos fuera de la Unión Europea. Es creíble que al día siguiente, cuando un camión de coches de SEAT pasara la frontera francesa, ¿la policía lo pare y no lo deje entrar? Seguirían pasando, aunque de manera ilegal.

¿Qué haría Europa al respecto?

Europa tendría un gran problema y entre que piensan en qué hacer o no, podrían pasar meses y el funcionamiento sería el mismo. Entonces se generaría una situación de incertidumbre. Obviamente, en este periodo, una empresa no pensaría en venir a Catalunya. Ya ves con la velocidad que Europa toma las decisiones y encuentra soluciones definitivas a los problemas. ¿Cuántos años llevan ya con la historia de Grecia? Y mientras tanto, las empresas catalanas seguirían exportando y seguirían comprando. Los franceses no montarían un chiringuito en la frontera y pondrían aranceles. Imagínate que una multinacional francesa como Saint-Gobain, que está en Montblanc y produce botellas de cava. Una parte va hacia Vilafranca y Sant Sadurní pero una parte muy grande va hacia Francia por el champagne. No les harán pagar un arancel.

Entonces, ¿las empresas que ya están aquí se quedarían pero no en vendrían nuevas?

Por supuesto. Si tú congelas un proyecto, puedes esperar dos meses pero si al cabo de un año la cosa sigue igual y tienes una urgencia… Nissan está decidiendo si hace un modelo en la Zona Franca o lo hace a otro lugar. Depende de la incertidumbre. Pero si tienes una opción rápida de hacerlo en otro lugar, lo haces.

Pero los que tienen la planta a Cataunya deberían pagar un coste muy elevado para irse…

A estas empresas les es muy fácil mover las cosas. Si lo haces aquí es porque la productividad es más alta y los costes más bajos. Pero si tiene que irse está claro que le tocará las narices. Yo no creo en todas estas historias del problema… El problema tiene que ver con la opinión pública porque hay mucha incertidumbre. Y aquí hay una variable importante que es la situación de las finanzas públicas. De esto se ha hablado menos. La Generalitat está en bancarrota. Ahora mismo es capaz de pagar las nóminas de los funcionarios porque no pagan lo que deben a las farmacéuticas, etc. El rollo de: «claro, como tendríamos 18.000 millones y tal, automáticamente todo resuelto», no es verdad. Porque primero tienes que conseguir que los euros que se van recaudando con impuestos en Catalunya, vayan cayendo hacia la caja y, además, debes tener una agencia tributaria propia. Y a ver cómo lo harán. Yo creo que da más miedo eso que cualquier otra cosa.

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