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(Lunes, 11 de mayo de 2015)

MARTA ESCOBAR MARTÍ

Antonio Jorge LarruyAntonio Jorge Larruy siente la vida, saborea su esencia, observa sus posibilidades, escucha su interior y huele su naturaleza. Pocas personas son capaces de hacer uso de los cinco sentidos a la vez y viviéndolos en plenitud y, sobretodo, con presencia. Él es investigador en autoconocimiento, profesor del máster en Desarrollo Personal y Liderazgo de la Universitat de Barcelona (UB) y director y fundador del centro Espacio Interior. Entre otras instituciones empresariales, ha dado charlas en Foment del Treball y le llaman a menudo de distintos medios de comunicación para conocer una verdad furtiva para muchos. De su mano conoceremos cuál es la receta que nos brindará un éxito casi asegurado en los negocios y nos ayudará a ser líderes integrales en toda nuestra esencia.

Desarrollo personal y liderazgo. ¿Qué relación tienen estos conceptos?

Yo creo que total y completa. No puede haber un liderazgo sin un desarrollo. Tiene que haber un desarrollo integral para que haya un desarrollo completo de la persona. Desarrollar implica liderarse y, si tú no te lideras a ti mismo y no te desarrollas en todas las facetas y aspectos, ¿qué vas a liderar? Serías un falso líder y, lamentablemente, hay muy poco líder. El líder ante todo lidera con el ejemplo, por lo tanto, las cosas que predica tienen que estar absolutamente integradas en su propia manera de actuar y de vivir y su vida necesita un desarrollo muy completo de todas sus facultades y capacidades. Y ya sabes tú que hablo de tres grandes capacidades y que hay todo un desarrollo que se debe hacer a un nivel de energía vital para no depender de lo externo, para ir adquiriendo este poderío interno porque un líder debe de tener fuerza, voluntad, determinación… Un líder también debe saber desarrollar todas las facultades afectivas, que tienen que ver con la capacidad de acercarnos a los demás, de empatizar con ellos, de entusiasmar y de generar entusiasmo.

¿Qué pasa cuando un líder no genera entusiasmo?

Un líder que no genera entusiasmo no es un líder porque no hay motivación y ésta es un elemento fundamental en un liderazgo que el líder tiene que cultivar. No puedes transmitir entusiasmo si no lo vives, igual que no puedes comunicar fuerza si no la vives. Por eso se deben desarrollar todas estas facultades de entusiasmo, de entrega, de generosidad y de amor. Y un líder, como no, tiene que desarrollar la facultad de lucidez y de comprensión, sino ¿a dónde va?

¿A ningún lado?

Un líder que no ve es un líder ciego. A veces hay líderes que tienen mucha fuerza pero que no son lúcidos y llevan a su gente al abismo, como ha habido muchos casos a lo largo de la historia. Por eso se debe desarrollar todo este aspecto de visión, para que haya ese liderazgo integral que para mí implica que sea alguien fuerte, generoso, amoroso y ha de ser alguien extraordinariamente lúcido y despierto. Esto se ha de desarrollar porque este potencial lo tenemos todos y para liderar hay que desarrollar. Quien más desarrolla, más profundidad puede irradiar. Cuanta más profundidad tú vives dentro de ti, mayor es el arco de influencia que ejerces. Un líder es simplemente alguien que tiene una consciencia más profunda de sí mismo y, por lo tanto, su capacidad de irradiación es mayor que la de otro. Por lo tanto, desarrollo y liderazgo van de la mano, si no hay desarrollo, no hay liderazgo.

¿Cómo se puede trasladar esto al mundo de la emprendeduría?

Yo les diría que paren un momento y reflexionen. La gran pregunta que les haría a los empresarios que han construido una empresa o una compañía es ¿de dónde ha nacido esto? ¿Te lo has planteado? Es evidente que todo lo material tiene un contrapunto espiritual, es decir, que tiene un fundamento y que hay una energía profunda que nos permite hacerlo. Un empresario es una persona con mucho espíritu porque necesita mucha fuerza para llevar a cabo las cosas, necesita entusiasmar porque, sino, no crea equipos y si no hay un gran amor hacia lo que se está haciendo, el producto no vale nada.

¿Cuál sería el perfil de un empresario que lidera de verdad?

Los buenos empresarios son verdaderos amantes y entusiastas de lo que hacen, aman profundamente lo que hacen, desarrollan su amor y lo viven, y eso es lo que hace que al comunicar a los demás lo que hacen crean un clima de entusiasmo, positivo y vivo que permite que la empresa brille y funcione. El empresario tiene que estar absolutamente lúcido y despierto  y ser muy intuitivo, ven cosas donde otros no la ven y esto está en la raíz, en el fundamento de una empresa. Tiene que haber habido esa capacidad lúcida de estar atento de cuál es la capacidad del mercado y de estar abierto a algo creativo para meter el producto o servicio que se necesita. Necesitan una gran voluntad y una gran determinación para mantener en el día a día, y frente a las dificultades, la fortaleza suficiente para seguir adelante. Y su camino es un camino lleno de dificultades y se necesita un entusiasmo a prueba de bombas. Por eso, el empresario debe de estar conectado con el espíritu profundo que fundó la empresa y ha de ser capaz de mantenerlo.

¿Qué beneficios obtendrá un empresario que esté conectado con ese espíritu profundo?

Si el empresario se cultivara a sí mismo obtendría un beneficio buenísimo no solo para él, sino también para su obra. Es como un árbol. Lo principal del árbol son las raíces y si las raíces se pudren porque se desatienden, el árbol no va a dar frutos. Yo creo que el problema de las empresas muchas veces es este, que se olvidan las raíces porque muchas veces no se ven, solo se ve lo que se ha construido y lo único que se exige son frutos. Pero cuando uno pone el hincapié en los frutos y no en las raíces se equivoca porque si no cuidamos las raíces, no tendremos frutos. Las raíces son el espíritu que forjó en ese momento en el que no hay nada pero que el empresario está absolutamente lleno de entusiasmo por lo que quiere hacer, con fuerza y con energía para llevar aquello a cabo tenga las dificultades que tenga y arranca aquello con una visión clara de lo que quiere hacer. Esas son las raíces. Y estas raíces se tienen que tener presentes cada día.

¿Qué pasa si olvidamos las raíces?

Lamentablemente sucede muchas veces que cuando el alma de la empresa empieza a declinar, la empresa empieza a agonizar y eso se ve. Son empresas que les falta vida, solo están preocupadas por los frutos pero no hay un espíritu generoso y entregado, no ves aquel entusiasmo ni aquella alegría, ni tampoco aquella fuerza y determinación. La gente empieza a hacer sus horas y punto y el empresario empieza a estar desconectado.

Para ello sería necesario poner un poco de consciencia, ¿verdad? Hay muchos empresarios que han llegado tan arriba que no recuerdan ese momento inicial.

Es la misma recomendación que doy con la pareja. Deberíamos plantearnos cada día cuál es el sentido de esta unión y de este vínculo que tenemos porque lo olvidamos y, al final, nos perdemos en tonterías y olvidamos que lo que ha fundado el vínculo es el amor, las ganas de estar juntos y algo verdadero y profundo. Esto hay que cuidarlo cada día y en la empresa igual, cada día uno debería reconocer ese espíritu y velar para que ese espíritu esté presente en todos sus trabajadores.

¿Cómo puede un empresario trasladar eso a la realidad?

El empresario no debería convertirse en un mero controlador de presupuestos y de objetivos apoyándose en las lamentables dinámicas del miedo y el deseo, si no que debiera ser alguien que transmitiera espíritu, que velara por él y que ayudara a que la gente estuviera conectada con lo que es el alma de la empresa. Esto es lo más importante. Una empresa con alma es una empresa sana y una empresa viva y una empresa sin alma es una empresa muerta. ¿Qué pasa cuando una persona se muere? Que su espíritu se desencarna de su cuerpo y un cuerpo sin alma no aguanta, se deshace. Esto en la empresa es lo mismo. ¿Cuántas veces se ha visto esto? Cuando una empresa pierde a su fundador es un momento muy delicado y tiene que haber alguien que tome ese testigo. Pero si esta persona no lo vive, aquello no va a durar. Igual que el cuerpo que pierde el alma se va a desestructurar porque es el alma la que lo dota de sentido.

Conozco el caso de una empresa que pone mensajes positivos a sus trabajadores pero luego el trato que reciben de los superiores no es correspondido.

Esto es quedarse con la superficie de las cosas y, en el fondo, no se cuestionan las ideas de base, de raíz, donde la empresa está asentada. Hay que hacer un trabajo en profundidad. Yo soy partidario de que hay que hacer un trabajo consciente, lúcido y profundo, en el cual veamos en qué nos asentamos y que con el lenguaje no es suficiente. Es un cambio en la posición, en el punto de vista y aportar más de uno mismo. Apostar más por lo vivo que por los temores, por los miedos, los controles, las presiones… Es apostar para que la empresa lata y la gente esté motivada y activa con lo que se está haciendo y para esto se requiere una atención más cercana, más humana, más consciente y más plena.

¿Las creencias limitan proyectos o los hacen ser más concisos?

Yo le diría al emprendedor que, ante todo, esté conectado con la demanda que le empuja a hacer aquello. Yo creo que las delimitaciones mentales son mucho más importantes de lo que vemos. En general, la gente se precipita mucho a buscar una forma concreta cuando inicia algo. Yo creo que es mucho más importante el espíritu, que es de donde realmente brota aquel proyecto. Es muy importante empaparse bien de esta experiencia profunda porque esto son las raíces para que un proyecto tenga fuerza y esté realmente empapado en la experiencia. Que sea una cosa que tenga consistencia dentro de la persona, que sea una consistencia viva. Para que sea vivo se ha de vivir. Hay personas que enseguida se precipitan hacia la mente y hacia dibujar unas referencias mentales y entonces se desconecta de lo que realmente les empuja a hacer aquello. Trasladado al ejemplo de una pareja y una familia, es muy importante que, antes de adentrarme, primero haya una base sólida.

Volvemos a las raíces.

Claro, a veces el contacto profundo a penas está y lo que hay enseguida es un querer elaborar planes juntos. Empiezan a entrar en un detalle que es un poco irse por las ramas.

Y el presente no existe.

Y se van al futuro. En muchos proyectos empresariales pasa esto. Yo creo que deberían reposarse más en la primera fase, que para mí es la más importante, porque cuando una cosa por dentro está muy viva, no te preocupes que saldrá hacia fuera inevitablemente. Las cosas se construyen del interior al exterior y no al revés. Cuando una cosa dentro empuja, ya encontrará la manera de salir. Era tan potente lo que llevaban dentro Beethoven, Van Gogh o grandes figuras del arte y de la ciencia, que es inevitable que aquello saliera y, además, encuentra las circunstancias y los medios para salir de la mejor manera. Cuanto más intenso es el latido interior, más fácilmente aquello se manifiesta e incluso encuentra las mejores condiciones exteriores posibles.

Dejárselo sentir y no estar siempre en la mente, ¿verdad?

Yo haría esta recomendación: siéntelo, repósalo, convive con ello, deja que esa fuerza se haga más grande en tu interior, que ese entusiasmo y estas ganas que tienes estén muy vivos y, luego, observa, mira y date cuenta de por donde quieres caminar y ya irás concretando. Pero no te precipites demasiado rápido a través de la concreción, el análisis, el detalle… Es llevarlo a un terreno muy mental, en el que ya quiere asegurárselo todo y la verdadera seguridad no está en que las cosas estén controladas mentalmente, sino en el espíritu y en la fuerza y el amor que tú sientes en nombre de aquello. La gente se pierde en el detalle, aunque no digo que no deba hacerlo, pero estoy convencido de que cuanta más conexión haya en el fondo, menos se necesita pormenorizar las cosas porque las cosas van saliendo.

¿Por qué tenemos esa obsesión con el control?

Es precisamente por la inseguridad y la falta de confianza en uno mismo que uno quiere tenerlo todo controlado y bien atado. Cuando estás más libre, a mi modo de ver, las cosas salen mejor. Cuando menos pretendes preverlas y controlarlas, salen más inspiradas. Prever te hace previsible porque si tú lo prevés también puede preverlo el otro. La genialidad es la imprevisibilidad. El empresario tiene que dedicar cuerpo y alma en aquello pero sin querer asegurar las cosas porque si no quedará cerrado. Hay empresas que están atrapadas por los números u otras cosas.

¿Hacia qué nuevo paradigma profesional vamos?

Hacia este, que las personas vayan recuperando la confianza en sí mismas y, desde ahí, se apoyen menos en modelos externos y empecemos a sentirnos más cómodos, más sueltos y a recuperar nuestra creatividad e inspiración. Empezar a tener una sociedad que sea mucho más atrevida, creativa, libre, franca, abierta, sincera, menos protocolaria, menos rutinaria, menos funcionarial, menos asentada en el miedo y en el deseo y mucho más instalada en el presente, en la autenticidad y en el crear cosas que a uno le llenan y hacerlas llegar a los demás con generosidad. La sociedad es ávida e insaciable y es así porque busca fuera lo que no está fuera. En lugar de darnos cuenta de que lo que nos llena realmente, y es una reflexión que deberíamos hacer todos, es poder expresar lo que llevamos dentro, creemos que el gran beneficio de un trabajo es lo que nos proporciona. Y como esto es mentira y es falso, y la sociedad sigue creyendo que esto es lo importante, las empresas y la ciudadanía se vuelven insaciables, fracasan y no solo se destruyen a ellas mismas, si no al mundo en que vivimos creando, por ejemplo, estas sobreproducciones y desigualdades terribles. Es el capitalismo salvaje en el que todo vale.

¿De dónde viene este problema?

No es un problema de contención moral, es una cuestión de que la persona se dé cuenta de que este camino no le lleva a ningún lado y de que tiene que hacer un trabajo en el cual uno pueda expresar toda la riqueza que lleva dentro. Este es el gran premio. Y de este premio ya te vendrá un sustento. Lo importante es poder vivir, expresar y sentirte a gusto en tu piel y que lo que estás haciendo en todos los terrenos tenga            un sentido para ti. Estar a gusto en tu vida. Sustentar el trabajo en el dinero es un error colosal. Las personas que tienen mucho dinero viven con insatisfacciones constantes.

¿Dónde queda la frase “el dinero da la felicidad”?

El dinero no tiene absolutamente nada que ver con la felicidad. La felicidad es nuestra propia naturaleza y se vive cuando uno se respeta a sí mismo, vive conforme consigo mismo y aprende a darlo todo, que es la gran clave de la vida: entregarse y entregarse del todo. Cuando esto sucede, tampoco hay que preocuparse porque la propia vida, como pasa en la naturaleza, ya te va dando lo que tú necesitas. La naturaleza es un claro ejemplo de esto. La vida dota a toda especie de todo lo necesario para poder sobrevivir, menos cuando el ser humano empieza a intervenir y empieza a crear desajustes. Hay un equilibro extraordinario entre todas las especies para que todas puedan sobrevivir en un ecosistema. Hay que entender que la plenitud está ligada a lo que nosotros somos en esencia y a darlo todo en cada momento, lo que la vida nos encargue y nos pide, en lo profesional, en lo laboral, en lo personal… Cuando esto se hace, la vida te responde y te devuelve aquello que tú necesitas para poder seguir funcionando.

En conclusión, usted le diría a un empresario que la plenitud primero la tiene que tener en su interior para luego poder lograr el éxito en los negocios y no al revés, ¿verdad?

Hay que entender que la plenitud no está en el éxito en los negocios, sino que el gran éxito es poder hacer uno aquello que siente. Poder expresar su riqueza es el gran éxito, que uno pueda hacer aquello que siente realmente. Esto es la clave de la plenitud y la clave del verdadero éxito. Lo otro no es un éxito. Conozco a mucha gente con un grandísimo éxito social y que para mí no tienen éxito. Yo esto no lo quiero para nada. Son personas infelices, ávidas e insaciables.  Y no viven en plenitud y necesitan compensaciones extrañas porque no viven bien y para tapar una insatisfacción. Hay que ser muy claro con esto porque, sino, seguimos engañando a la gente. No puedes creer que el secreto de la felicidad sea que tú montes un negocio y que te vaya muy bien. El secreto de la felicidad es que tú montes el negocio que te permita expresar a ti lo que tú llevas dentro. Este es el éxito. Luego eso funcionará bien si tú lo haces bien. Las cosas funcionan bien cuando se hacen bien. Y hacer bien una cosa significa hacerla desde el bien, desde lo que tú eres. No un bien ético y moral, sino que las cosas que tú vives dentro puedas realmente expresarlas y manifestarlas.

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